lunes, 15 de abril de 2013

XVI excursión PCG

Este próximo fin de semana toca fiesta. Llega el momento de la excursión anual de mi asociación, Pisa con Garbo, de la que soy miembro fundador y cuya presidencia inicial tuve el honor de desempeñar.


Tenemos quince años de historia (nacimos en el 98) y entre otras atractivas actividades (que casi siempre pasan por los bares) la principal y más importante es la asamblea anual presidida por el Presidente o Presidenta saliente, que finaliza con la renovación de los cargos que forman la junta directiva.

El programa de la asamblea anual lo decide y organiza cada ejercicio el Presidente a su gusto, con las únicas y lógicas limitaciones presupuestarias (que nosotros sí que respetamos, no como otros) que establece la recaudación anual de las cuotas mensuales de todos los miembros. Para dar una cierta emoción al asunto el contenido del programa suele desvelarse pocos días antes del evento.

Dado que, como bien recogen nuestros estatutos, somos una asociación de carácter gastronómico, cultural y recreativo, como requisitos imprescindibles del programa deben figuran los siguientes:

  • Ruta monumental interesante, complementada con ruta gastronómica no menos (incluso más) interesante, con una buena selección de establecimientos del ramo a visitar.

  • Transporte de ida y vuelta en autocar con conductor incluido. Permite disfrutar al máximo de la parte gastronómica del programa y amplia el tiempo lúdico y de convivencia de la excursión.

  • Lugar de pernoctación suficiente para todos los miembros de la asociación (requisito complicado por el número de miembros, y que puede condicionar la ruta elegida). El reparto de habitaciones suele ser familiar, pero cada año se tiende a otorgar más libertad e independencia a la sección juvenil para mayor tranquilidad del resto de secciones.

  • Campo de fútbol o terreno asimilado en las proximidades del lugar de pernoctación para disputar el clásico futbolístico “Padres” vs “Hijos”, cada año más duro para el “Padres”. La ventaja de este requisito es que permite rebajar los efectos de la parte gastronómica del programa.

  • Como requisito complementario, el Sr. Presidente debe llevar a la excursión la totalidad del patrimonio de la asociación, conjunto de las aportaciones altruistas de sus miembros, lo que no deja de resultar algo incómodo. Consiste en una gran bolsa deportiva que contiene entre otros enseres una vieja cassette con los grandes éxitos de "Los Puntos", mítico grupo de los 70' cuya música no puede faltar en algún momento del viaje, una bota de vino, un balón reglamentario, varios trofeos de fútbol de años anteriores que se procura reciclar, un saltador de comba, barajas de cartas, un par de navajas, un sacacorchos, un silbato, un sello oficial, un anillo presidencial, ah y además una nevera. Este año yo aportaré unos bonitos petos para lucir en el “clásico”.

  • Por último existe un requisito “no escrito” pero sancionado por la tradición, que afecta al consorte del Sr. o Sra. Presidente o Presidenta y que consiste en la obligación de hacerse cargo de la nevera patrimonial dotándola de la bebida necesaria para disfrutar los desplazamientos en autocar y acompañar al queso, choricito y jamoncito que así mismo debe procurar dicho consorte.

Acabamos de descubrir que este año recorreremos parte del noroeste de la provincia de Guadalajara. Visitaremos varios pueblos de la zona de la arquitectura negra, después Atienza donde pernoctaremos y el domingo Sigüenza donde a los postres de la comida tendrá lugar la renovación de cargos con el traspaso de poderes (¡y de patrimonio !). Como vamos rotando creo que me corresponde entrar de vicepresidente y es que, salvo nuevas incorporaciones, en la asamblea de 2014 cerraremos el primer ciclo de la asociación y procederemos a inaugurar el segundo. En su momento informaré al respecto ... o no.

Ahora que ya sabemos donde vamos, a preparar la maleta.

¡Si no fuera por ratos como estos  … !


jueves, 11 de abril de 2013

La soledad del corredor de fondo y otras sensaciones ("Que ha ganado Chema")



Un joven interno en un reformatorio disfruta de un trato privilegiado a cambio de entrenarse para ganar una carrera de fondo cuyo trofeo ambiciona el director del centro. Dignidad o privilegios, he ahí la cuestión.



(...)

“Pero yo aquí estoy, tieso de frío, sin nada para calentarme, a no ser las dos horas de carrera de fondo antes de desayunar, sin ni siquiera una rebanada de pan y algo con que untarlo. Me están entrenando a tope para el día de las competiciones importantes, cuando todos esos duques y señoras de cara de cerdo (…) vienen y nos sueltan discursos sobre que los deportes son lo adecuado para que empecemos a llevar una vida honrada y mantengamos las puntas de los dedos lejos de las cerraduras de las tiendas y las cajas de caudales (…) Luego nos dan una cinta azul y una copa de premio después de que hemos reventado corriendo o saltando, como caballos de carrera; sólo que a nosotros no nos cuidan tan bien como a los caballos de carrera y ésa es la diferencia.”

(...)


(…)

“Es estupendo ser corredor de fondo, encontrarse solo en el mundo sin un alma que te ponga de mala leche o te diga lo que tienes que hacer o que hay una tienda que descerrajar en la calle de al lado. A veces pienso que nunca he sido tan libre como durante este par de horas en que troto por el sendero de más allá de la puerta y doblo por el roble aquel de tronco pelado y enorme barriga del final del camino.”

(…)


(...)


“Ahora oía también a los lores y las ladies de la tribuna principal, y los veía ponerse de pie haciéndome gestos de que entrase. —¡Corre! —me gritaban con sus delicadas voces—. ¡Corre! (…) de repente olí a sudor y un par de pulmones en sus últimas boqueadas me adelantaron y continuaron acercándose a la meta; el tío iba todo encorvado y balanceándose de un lado a otro (...) Hubiera sido capaz de animarle yo mismo. —¡Sigue! ¡Sigue y revienta! Átate a ese trozo de cinta. Pero él ya había llegado a la meta, conque yo seguí trotando detrás de él hasta que estuve junto a la línea de llegada, y llegaba un rugido asesino que me atravesaba los oídos mientras yo seguía en la parte de acá de la cinta.
Ya casi es tiempo de que me pare para que no crean que no sigo corriendo, porque sí corro, de un modo u otro.”

(...)


La soledad del corredor de fondo (1959)
Alan Sillitoe (1928-2010)
(Película del mismo título dirigida por Tony Richardson en 1962)



Y vuelta la burra al prado. Como todos los años desde hace unos cuantos, el último domingo de abril, cita con el Mapoma (ahora Rock ’n’ roll Madrid Maratón ¿?) y reencuentro con las sensaciones de citas anteriores y sus secuelas. Por cierto, si alguien quisiera animar lo tendría fácil; la mejor zona es la más céntrica: Fuencarral, Red de San Luis, Gran Vía hasta Callao, Preciados, Sol y calle Mayor. Hasta ahí, “sobrao”. Después mejor abstenerse por si acaso.



Hablando de sensaciones en un maratón ¿Qué sensación puede tener uno cuando al pasar pongamos por el Lago de la Casa de Campo, a la altura del kilómetro 25 (y a falta, claro, de otros 17), se corre una voz entre el pelotón "ha ganado Chema", "ha ganado Chema"? 


Chema Martínez ganando el Mapoma 2008
(mientras ... yo ... por la Casa de Campo)
Pues eso mismo.