«Mientras le preparaban la cicuta, Sócrates aprendía un
aria para flauta. "¿De qué te va a servir?", le preguntaron.
"Para saberla antes de morir"».
I. Los clásicos son esos libros de los cuales se suele
oír decir: «Estoy releyendo...» y nunca «Estoy leyendo ...».
II. Se llama clásicos a los libros que constituyen una
riqueza para quien los ha leído y amado, pero que constituyen una riqueza no
menor para quien se reserva la suerte de leerlos por primera vez en las mejores
condiciones para saborearlos.
III. Los clásicos son libros que ejercen una influencia
particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, ya sea cuando se esconden
en los pliegues de la memoria mimetizándose con el inconsciente colectivo o
individual.
IV. Toda relectura de un clásico es una lectura de
descubrimiento como la primera.
V. Toda lectura de un clásico es en realidad una
relectura.
VI. Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo
que tiene que decir.
VII. Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo
impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí
la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado (o
más sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres).
VIII. Un clásico es una obra que suscita un incesante
polvillo de discursos críticos, pero que la obra se sacude continuamente de
encima.
IX. Los clásicos son libros que cuanto más cree uno
conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al
leerlos de verdad.
X. Llámase clásico a un libro que se configura como
equivalente del universo, a semejanza de los antiguos talismanes.
XI. Tu clásico es aquel que no puede serte indiferente y
que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con
él.
XII. Un clásico es un libro que está antes que otros
clásicos; pero quien haya leído primero los otros y después lee aquél, reconoce
en seguida su lugar en la genealogía.
XIII. Es clásico lo que tiende a relegar la actualidad a
categoría de ruido de fondo, pero al mismo tiempo no puede prescindir de ese
ruido de fondo.
XIV. Es clásico lo que persiste como ruido de fondo
incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone.
Italo Calvino, Por qué leer los clásicos
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